Una intervención nutricional adecuada puede mejorar la calidad de vida
de los mayores, reducir la susceptibilidad a algunas de las enfermedades más frecuentes, contribuyendo a su recuperación,
y ayudar a mantener, durante el mayor tiempo posible, un estilo de vida activo
e independiente.
Los problemas
dietético-nutricionales de mayor relevancia en la atención sanitaria a mayores
son el control del peso corporal y la predisposición a deficiencias
nutricionales. Como grupo, se estima que los mayores no ingieren una cantidad
suficiente de calcio, vitaminas D y K, vitamina B6, B12 y folatos, y en ocasiones
zinc y fibra. Además, el riesgo de deshidratación es más elevado. El agua puede considerarse un verdadero
nutriente en las personas mayores, en las que resulta de particular
importancia vigilar el estado de hidratación.
Por todo lo anterior, la dieta del
mayor debe ser de alta densidad
nutricional, rica en frutas, verduras, hortalizas, cereales integrales,
lácteos bajos en grasa, legumbres, pescados y carnes magras. Se debe recomendar
el consumo de agua y líquidos variados, como infusiones, limonadas o zumos
naturales y en muchas ocasiones, la suplementación con vitamina D, B12, ácido
fólico y calcio. La práctica de ejercicio físico regular, adaptado a las
posibilidades de cada uno, también mejora la calidad y la esperanza de vida.
Es aconsejable adaptar la gastronomía
de cara al mayor, pero con una visión amplia y global, en la que no se eliminen
muchas de las recetas tradicionales a las que estén habituados, ni dejar de
comer con deleite para los sentidos.
Algunos datos sobre el envejecimiento
En el año 2000, 600 millones de
personas tenían más de 60 años. En 2025 serán más de 1.2 billones y en 2050 más
de 2 billones superarán esa edad.
Actualmente, 2 tercios de las personas mayores viven en los países desarrollados
y el grupo poblacional de mayor crecimiento en estos países es el de los
mayores de 80 años.
También
hay que tener en cuenta que en las
personas de edad avanzada, la relación mujer a hombre es de 2:1, ya que las
mujeres sobreviven a los hombres en prácticamente todas las sociedades.
En España, la población mayor de 64
años se duplicará en 40 años y pasará a representar más del 30% del total
debido al envejecimiento de la pirámide española. [1]
Se estima que en nuestro país para el año 2030 la población mayor de 85
años será de casi 2 millones de
habitantes, por lo que se deben ir preparando unas buenas medidas de
intervención.
Evaluación del estado nutricional
Según un estudio realizado por la Fundación
Edad y Vida [2] en 1.475 residentes de 46 residencias, empleando el
cuestionario MNA, un 45,2% de los mayores presentaban situación de riesgo de
desnutrición y un 15,8% desnutrición. A través del cuestionario MNA [3] se puede evaluar el estado
nutricional de una forma sencilla.
Además, se observó una asociación entre la situación nutricional deteriorada con un grado de movilidad reducido, empleo de dietas trituradas, peor estado de hidratación, y con un predominio en mujeres.
Además, se observó una asociación entre la situación nutricional deteriorada con un grado de movilidad reducido, empleo de dietas trituradas, peor estado de hidratación, y con un predominio en mujeres.
Ø Fuentes consultadas:
·
[1] Instituto
Tomas Pascual. Alimentacion
Institucional y de ocio en el siglo XXI: entorno geriátrico. 2013.
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