Con
motivo de la invitación de Canal Sur Radio el pasado lunes a acudir a El Público, con Chema Suárez, y que podéis escuchar aquí, recopilamos y ampliamos hoy algunos de
los temas que allí tratamos para que podamos seguir disfrutando del verano
saludablemente.
Foto: PersonalCreations.com |
No abandonar los buenos hábitos
La idea es seguir una dieta equilibrada y saludable similar a la
que llevemos a cabo el resto del año, con algunas adaptaciones “de
temporada”, sin olvidar las recomendaciones pautadas, siguiendo unos horarios
regulares, aunque flexibles. Esto será especialmente importante en el caso de
determinadas patologías crónicas.
Para conseguirlo lo mejor es
planificar el menú semanal y la compra, para evitar que una vez que lleguemos
al supermercado, sucumbamos a precocinados y alimentos indeseables.
La base de la alimentación
veraniega debería ser la verdura y la
fruta, por su fácil digestión, su alto contenido en agua y nutrientes
antioxidantes, como por ejemplo, los betacarotenos
presentes en la zanahoria, calabaza y
otras frutas y verduras de color amarillo y anaranjado.
Tampoco debemos olvidar las legumbres, que deberían estar presentes
en nuestro menú unas 3 veces a la semana. Y que no necesariamente tenemos que
consumirlas en platos calientes o de cuchara, sino que podemos prepararlas de
múltiples formas: en ensaladas, en patés, en salteados, e incluso en postres.
Algunas de estas recetas se pueden consultar aquí.
Consejos
a tener en cuenta para evitar las contaminaciones alimentarias
Con la
llegada de las altas temperaturas es más frecuente la aparición de enfermedades
de transmisión alimentaria, causantes de cuadros de gastroenteritis.
Para una
elaboración segura de alimentos conviene tener en cuenta algunos consejos para
evitar las contaminaciones alimentarias al cocinar:
1. Empezar
siempre por lavarse las manos.
2. Lavar
adecuadamente las frutas y verduras, dejándolas en remojo unos 5 minutos en
agua con vinagre (1 vaso por litro) ó bicarbonato (1 cucharada por litro).
3. No romper la cadena de frío, para
enlentecer el crecimiento de los microorganismos.
-En el
supermercado emplearemos bolsas isotérmicas.
-No
descongelar los alimentos a temperatura ambiente: Sacar el producto del
congelador con antelación manteniéndolo a temperaturas de refrigeración ó bien
descongelar en el microondas en recipientes adecuados.
-No
cocinar grandes raciones para evitar tener que reutilizar o recalentar
alimentos si no podemos asegurar su correcta conservación.
4. Evitar las contaminaciones cruzadas
-Separación
de alimentos crudos y cocinados en el frigorífico cubriendo con film ó
envasando cada producto.
-Las tablas de
corte, cuchillos y demás utensilios deben ser lavados inmediatamente después de
su uso para prevenir la contaminación entre unos alimentos y otros.
-El
trapo de cocina o bayeta puede ser un excelente vehículo de contaminación. Es
preferible usar papel de cocina.
5. Adecuada cocción de las
carnes (sobre todo de aves y carne de cerdo) y huevos. La
temperatura a la que debe someterse el alimento debe ser suficiente para que
alcance un mínimo de 70º C en el centro del producto.
6. Productos en buen estado:
-Consumiremos
siempre que sea posible huevos frescos y de garantía.
-En
los platos en los que se emplee el huevo sin cocción (mayonesas, merengues,
tortillas poco hechas, etc), si no podemos garantizar una adecuada
refrigeración, es preferible emplear ovoproductos pasterizados ó
sustitutos del huevo. La mayonesa también se puede hacer con leche.
-Evitemos
el consumo de leche cruda y quesos crudos “artesanales” no tratados por el
calor, de latas abombadas ó productos caducados.
-En preparaciones como los boquerones en vinagre ó sushi, hay
que congelar el producto durante un periodo mínimo de 24-48 horas.
8. No almacenar muchas cantidades de
comida en la despensa: las harinas y legumbres pueden anidar insectos, y los
aceites y frutos secos se enrancian muy rápidamente con las altas temperaturas,
creando sustancias tóxicas y sabores indeseables.
Todas estas recomendaciones son
especialmente importantes en el caso de lactantes y niños menores de 5 años,
ancianos, mujeres embarazadas, enfermos crónicos, trasplantados o personas debilitadas.
Por: Lati Escudero
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