Consejos dietéticos en salud mental
Por Escuela de Pacientes - 13:21
Ayer
día 10 de octubre se conmemoraba el Día
Mundial de la Salud
Mental , instituido en 1992 por
la Federación Mundial para la Salud Mental (WFMH) y con el auspicio de la Organización Mundial de la Salud
(OMS) . Se celebra en más
de un centenar de países con el objetivo de informar
y sensibilizar a
la población acerca de los trastornos mentales, enfermedades
que, según las estimaciones de la propia OMS, padecerán a lo largo de su vida
una de cada cuatro personas de todo el planeta, en torno a 1.700
millones de personas.
Para
la edición de este año, el tema escogido es Salud Mental y Mayores, con el que la WFMH
quiere llamar la atención sobre la situación de las personas mayores de 60 años.
Y es
que como recuerda el profesor George Christodoulou, presidente de la Federación , “la gente mayor suele presentar problemas crónicos de salud como las enfermedades cardiovasculares,
el cáncer ó la diabetes, que constituyen importantes
factores de riesgo para el desarrollo de trastornos mentales. Así, un gran
número de personas mayores padecerá depresión y ansiedad. Todo ello sin
olvidar la demencia, un problema creciente
consecuente con la mayor esperanza de vida”.
En la actualidad existe
suficiente conocimiento para afirmar que las
personas que presentan enfermedades mentales y, en particular trastornos
mentales graves, tienen asociadas tasas
de prevalencia más altas de problemas somáticos, mayores tasas de mortalidad
para determinadas patologías y una esperanza de vida menor que la población
general.
Presentan con frecuencia
sobrepeso y obesidad, así como
mayores tasas que la población general de hipertensión
arterial, dislipemia, diabetes, enfermedad coronaria, cerebrovascular y
enfermedades respiratorias, entre otras. Esto está influenciado por los
efectos secundarios del tratamiento psicofarmacológico y por factores
relacionados con la propia enfermedad, pero también por los hábitos de vida
inadecuados, como la alimentación
desequilibrada, el sedentarismo y el tabaquismo; de ahí la importancia de
lograr estilos de vida saludables.
También son frecuentes
los problemas de atragantamiento,
que parecen estar relacionados con factores como la masticación deficitaria
por problemas derivados de un mal estado bucodental y con hábitos alimentarios
inadecuados, tales como una ingesta muy rápida de los alimentos por ansiedad o
malas costumbres.
Cómo
abordar los hábitos alimentarios inadecuados:
Este hábito
puede estar relacionado con muchas variables, como por ejemplo, el fácil
acceso a máquinas de golosinas, refrescos azucarados, alcohol, aperitivos y bollería,
el uso de la comida como gratificación, la falta de actividades alternativas al
aburrimiento y los problemas económicos.
Estos
alimentos proporcionan más calorías que nutrientes y suelen reducir el
apetito. Por tanto su repercusión es doble: aportan una ingesta inadecuada de
alimentos saludables para una alimentación equilibrada y aumentan excesivamente
la cantidad de calorías necesarias, por lo que su consumo habitual dificulta
una alimentación sana.
Además, su
alto contenido en azúcares y grasas poco saludables, supone un factor de
riesgo para desarrollar enfermedades crónicas como obesidad, diabetes tipo 2 y
enfermedades cardiovasculares.
También en los
hábitos influyen otras variables como el tiempo que se dedica a las comidas, la
organización de las mismas, la participación de las personas implicadas en
tareas como poner la mesa, el servir los platos de forma secuenciada versus
presentarlos todos a la vez, y la forma de estar en la mesa (sentarse bien,
masticar adecuadamente, comer despacio, conversar, etc.).
Falta de
conocimiento sobre alimentación equilibrada:
Se detectan unos conocimientos limitados en nutrición
y alimentación equilibrada, tanto entre profesionales de salud mental, como
entre las propias personas y sus familiares.
Además, parece que existen todavía muchos mitos y
creencias erróneos sobre la alimentación, por lo que habría que insistir en la
desmitificación de los mismos.
Dadas las características de morbi-mortalidad
en el colectivo de personas con trastornos mentales, se les debe ofrecer
asesoramiento, con el objetivo de generar un cambio de conductas y actitudes,
que les permita conseguir un patrón de
consumo de alimentos que se ajuste a la dieta mediterránea.
Cada vez más se conocen los efectos de
los nutrientes sobre la salud mental. Diversos estudios han observado que la
prevalencia de los trastornos mentales ha aumentado en los países desarrollados
en correlación con el deterioro de la dieta, y en otras investigaciones se han
encontrado déficits nutricionales en personas con trastorno mental.
Las deficiencias
nutricionales más habituales están relacionadas con los ácidos grasos omega-3,
vitaminas del complejo B, minerales y aminoácidos que son precursores de los
neurotransmisores. Por otro lado, está demostrado que la regulación de la
glucosa en sangre mejora la calidad y la duración del rendimiento intelectual.
Además, en las personas con trastorno
mental, no se puede perder de vista la posible interacción entre alimentos y la
medicación. Especialmente el aumento de peso en relación con los
antipsicóticos, es un efecto adverso bien conocido de estos medicamentos, y
afecta al 15-72% de los pacientes.
Estos cambios, pueden atenuarse a través
de una dieta saludable y un adecuado programa de actividad física y a través de
algunas recomendaciones.
15
RECOMENDACIONES SOBRE ALIMENTACIÓN EQUILIBRADA EN SALUD MENTAL
1. Equilibrar la ingesta habitual y la actividad física
para alcanzar y mantener un peso corporal apropiado.
2.
Consumir una amplia variedad de alimentos.
3. Incluir
diariamente alimentos de todos los grupos que aseguren una proporción
equilibrada de nutrientes.
4. Promocionar
especialmente el consumo de algunos grupos de alimentos: frutas, verduras,
cereales integrales, legumbres y pescado.
5. Limitar el consumo de algunos alimentos: snacks, pastelería, bollería,
embutidos, sal…
6. Mantener
un horario regular de comidas.
7. Evitar la ingesta de alcohol.
Suele ser conocido por las personas con
enfermedad mental el potencial de efectos adversos que puede tener el consumo
de alcohol durante un tratamiento farmacológico.
8. Emplear formas culinarias saludables.
9. Reducir el consumo de sal.
10. Procurar una higiene buco-dental adecuada.
Las personas con trastorno mental
conforman una población de alto riesgo de desarrollar enfermedades orales por
la concurrencia de factores determinantes como el uso de psicofármacos,
tabaquismo, higiene deficitaria y posible consumo excesivo de carbohidratos.
Los tratamientos farmacológicos suelen ser prolongados y muchos producen como
efecto secundario el descenso de la secreción salival, que ha sido asociado
con distintas patologías orales, como caries dental, enfermedad periodontal y
lesiones de la mucosa oral. Estos factores condicionan la pérdida de piezas
dentales lo que conlleva problemas añadidos en la alimentación. Asimismo, una
salud bucodental deteriorada se asocia a una disminución de la autoestima de
la persona afectada. Por todos estos motivos la higiene bucal, incluyendo la
vigilancia del estado de hidratación, adquiere una importancia extrema en esta
población.
11. Elaborar menús atractivos
que motiven a su ingesta.
12. Garantizar
una ingesta suficiente y adecuada en las comidas principales.
Al tener un elevado valor calórico (azúcares y
grasas), pueden hacer disminuir el apetito en las comidas principales. Disponer de tentempiés sanos: fruta, frutos secos, yogur,
queso magro, galletas integrales, tortas de arroz o maíz…
14. Facilitar
pautas sencillas acerca de adquisición, conservación (antes y después de la
elaboración), transporte, manipulación, elaboración de los alimentos.
15. Llevar
una vida activa
Ofertar o facilitar el acceso a actividades que tengan
sentido para las personas, ayudando a evitar el aburrimiento y la compensación
de éste mediante una ingesta alimentaria inadecuada.
Texto resumido,
puedes consultar la fuente completa en:
“Promoción
de la Salud en personas con trastorno mental grave. Análisis de situación y
recomendaciones sobre alimentación equilibrada”. Consejería de Salud.
Ø Para saber más:
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