Conocidos y apreciados desde tiempos antiguos, los higos han sido siempre un alimento imprescindible de las regiones del mediterráneo. Aunque a menudo los consumimos deshidratados, de junio a octubre podemos encontrarlos frescos, pues las higueras suelen dar cada verano dos cosechas.
Existen diferentes variedades de higos: color crema, verdes, púrpura y marrón rojizo, aunque todos cuentan con una pulpa de color rojo oscuro, con pequeñas semillas, de sabor dulce y jugoso.
A la hora de comprarlos, debemos tener en cuenta su textura, dado que su piel tiene que estar intacta y sin rastros de golpes y presentar una consistencia blanda al tacto. Una vez en casa, se pueden conservar varios días en el frigorífico.
Los higos son muy ricos en fibra, calcio, fósforo y magnesio. Son digestivos y laxantes, efectivos para aliviar las hemorroides y los trastornos gástricos. Además son recomendables para personas que deban recuperarse de un fuerte desgaste, como las embarazadas, deportistas ó enfermos convalecientes, pues los higos proporcionan mucha energía. Por esta misma razón, no son adecuados para personas con diabetes.
También tienen propiedades expectorantes y emolientes.
SEMIFRÍO Ó BISCUIT DE HIGOS SECOS
4 cucharadas de azúcar
250 g de higos secos
1 brick de nata para montar
2 cucharadas de miel
Canela
Chocolate fondant
Poner los higos a remojo en agua templada durante varias horas. Escurrir y triturar hasta obtener una pasta homogénea.
Batir los huevos con el azúcar hasta que estén muy espumosos y mezclar con los higos.
Añadir la nata montada y la miel templada, para que esté más fluida y sea más fácil de mezclar.
Forrar un molde alargado con film transparente, llenarlo con la preparación y congelar durante unas 8-12 horas.
Desmoldar, cortar en láminas y servir con higos frescos, canela y chocolate negro derretido.
MERMELADA DE HIGOS
1/2 kg de azúcar
1 vaso de agua
Lavamos los higos y los troceamos, los colocamos en una cazuela y añadimos el azúcar por encima.
Los dejamos macerar una media hora y los cubrimos con agua. Removemos y tapamos la cazuela con un paño, dejando la mezcla en reposo una noche.
Calentamos a fuego lento y removemos bien, dejando cocer los higos hasta que pierdan su color, durante unos 30-40 minutos.
Colocamos la mermelada caliente en tarros bien limpios que previamente habremos pasado por agua hirviendo. Los cerramos y etiquetamos con la fecha.
Si vamos a consumir la mermelada en pocos días no es necesario cerrar los tarros herméticamente, pudiendo guardarlos unos días en el frigorífico.
Por: Lati Escudero
0 comentarios