La receta que os proponemos hoy une el sabor de las cerezas, fruta de temporada y que dura muy pocos días del verano, con la remolacha, (hortaliza con la que hace poco os sugeríamos recetas). Así podremos disfrutar de estos sabores durante varios meses aunque ya no se encuentren en los mercados. Su sabor versátil nos permitirá usarla también en platos salados, por ejemplo, para acompañar carnes rojas asadas ó tostas con queso.
Ingredientes para unos 3 frascos pequeños:
300 g de cerezas sin hueso
150 g de remolacha fresca (1 unidad pequeña)
1 manzana mediana (unos 160g)
El zumo de 1 limón
150-175 g de azúcar blanca ó azúcar panela
125 ml de agua
Elaboración:
En primer lugar cocemos la
remolacha con agua abundante hasta que esté tierna. La escurrimos, pelamos y
trituramos hasta conseguir un puré.
Mientras se cuece la
remolacha, deshuesamos las cerezas. Podremos hacerlo fácil y rápidamente con
ayuda de una pajita gruesa.
Ponemos el agua en un cazo,
añadimos el azúcar y lo llevamos a ebullición unos minutos hasta que los bordes
comiencen a cristalizarse y tengamos un almíbar.
Añadimos a continuación las
cerezas troceadas por la mitad, la manzana pelada y rallada, el zumo de limón y
el puré de remolacha.
Mezclamos bien y cocemos a
fuego suave durante unos 45 minutos, removiendo de vez en cuando.
Para esterilizar los tarros de
mermelada y que nos aguanten bien varios meses, hervimos los tarros vacíos en
una cacerola.
Después introducimos la
mermelada en los frascos hasta el borde, los tapamos bien y los ponemos en una
cacerola con agua hasta que cubra la mitad del bote. Hervimos durante unos 20
minutos.
Una vez que los tarros estén
templados, los ponemos boca abajo y los etiquetamos, y tendremos nuestra
mermelada disponible para degustar a lo largo de todo el año.
Consumimos la mermelada en
tostadas, con yogur, para elaborar helados o postres ó bien para acompañar
carnes, patés o quesos.